viernes, 1 de julio de 2011

"Cronistas del siglo XVI".

 

"Los primeros cincuenta años de la conquista fueron tiempos de ruda violencia, inestabilidad y una extraña mezcla de temor, intolerancia cultural, ardor bélico y religioso. Los conquistadores españoles se enfrentaron a un mundo completamente desconocido, en el que tanto la desmesurada geografía como la presencia de culturas absolutamente diferentes a la europea eran fuente de curiosidad y codicia.

Imbuidos de un sistema de valores señoriales, los españoles rápidamente convirtieron a las etnias nativas en una población sometida a través del sistema de encomienda, que aseguraba el control sobre la mano de obra que requería el trabajo de los lavaderos de oro, sustento económico del país hasta fines del siglo XVI. Asimismo, la cristianización forzada de la población indígena garantizaba la hegemonía cultural hispana en la medida que legitimaba la conquista como empresa religiosa.

Sin embargo, el establecimiento del dominio español tuvo múltiples contratiempos. La feroz resistencia de la población mapuche en la zona sur del país, obligó a una militarización de la sociedad y a un esfuerzo bélico que consumió rápidamente las arcas del gobierno y los cabildos. La precariedad de los vínculos sociales se reflejó en constantes disputas políticas por el control del gobierno y en una acelerada movilidad social. A fines del siglo XVI, el agotamiento de los lavaderos de oro y la gran rebelión mapuche de 1598 acabaron con esta época de hierro. La destrucción de las ciudades al sur del río Bío-Bío obligó a la población hispana a concentrarse en la región central del país, en lo que sería el comienzo de un nuevo período histórico.

Los agitados años de la conquista los conocemos gracias al testimonio que varios soldados de la época entregaron a través de crónicas. Con estos relatos históricos, intentaron ofrecer un fresco de su tiempo, a la vez que narraron acontecimientos en los que fueron testigos y actores. En oposición al ascenso de una nueva clase privilegiada de burócratas y eclesiásticos venidos de España que desplazaban a los antiguos conquistadores, el afán de estos cronistas fue reivindicar la hazaña de la conquista y así justificar una recompensa de la corona por los servicios prestados.

Actualmente se conocen tres cronistas que escribieron durante el siglo XVI. Jerónimo de Vivar, quien escribió una Relación copiosa y verdadera del Reyno de Chile en 1558, a casi quince años de la entrada de Pedro de Valdivia al país; Alonso de Góngora Marmolejo, redactó una Historia de Chile que abarca desde 1536 a 1576; y Pedro Mariño de Lobera, capitán que terminó su Crónica del Reino de Chile poco tiempo antes de su muerte, en 1598.

En los siglos posteriores, el modelo del soldado-cronista fue desplazado por el de historiadores más eruditos, entre los que destacan los jesuitas Alonso de Ovalle, Diego de Rosales, Felipe Gómez de Vidaurre, Juan Ignacio Molina y Miguel de Olivares. No obstante, una buena parte de los cronistas seguían proviniendo del mundo militar, como sucedió con Alonso González de Nájera y Francisco Núñez de Pineda y Bascuñán, en el siglo XVII, y Vicente de Carvallo y Goyeneche y José Antonio Pérez García, a fines de XVIII".


Análisis de Crónica.

Para tener un análisis de crónica correcto debes seguir los siguientes pasos:

- Lectura atenta del texto y aclaración de todos los términos y conceptos que no se conozcan.

- Clasificar el texto, según su tipo.

- Contextualizar el texto.

- Señalar el o los autores.

- Comprender la finalidad del texto.

- Señalar a quién iba destinado el texto.

Una vez realizado el análisis deberán publicarlo como comentario en esta entrada.

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